Hace frío, huele a castañas asadas, hay una cola infinita en la puerta de Doña Manolita y otra igual en La Ideal para comer el mítico bocadillo de calamares. La canción de Cortylandia se oye de fondo y hay trasiego de gente entrando y saliendo del Corte Inglés. Las luces se reflejan en los escaparates de la Gran Vía y los más nostálgicos soplan las tazas de chocolate en San Ginés.
La Navidad transforma Madrid y ya lo siento por el que se la pierda. Si habitualmente la capital tiene una luz especial, cuando llega diciembre, cae la noche y tocan el interruptor, la atmósfera es digna de spot navideño.
No hay nada que marque con más convicción el inicio de la Navidad que el encendido de luces. Y es hoy. Pese al empeño de Mariah Carey por dar comienzo a las fiestas con la entrada del mes de d

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