Hay lugares que no se eligen: se revelan. Caviahue es uno de ellos, allí, donde el bosque de araucarias esculpe el horizonte y el volcán Copahue exhala su respiración antigua, Esther y Flavio encontraron una historia que va más allá del viaje. Una historia de amor, de renuncia, de reinvención y de escucha profunda hacia la montaña.

Ella, E sther, geóloga española con una mirada entrenada para descifrar lo que la tierra calla. Él, Flavio, nacido en Chubut, hombre inquieto, de esos que sienten el llamado de los paisajes antes de entenderlo racionalmente. Se conocieron en ruta, mochilas al hombro, cuando habían decidido soltar casi todo para recorrer Sudamérica. Pero fue en Caviahue donde la brújula dejó de girar. Donde ambos supieron, sin explicarlo del todo, que ese sería el punto de

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