Salir a comer o cenar sin reservar en Zaragoza es, cada vez más, una aventura . Especialmente los viernes por la noche y durante los sábados, cuando muchos restaurantes cuelgan el cartel de completo. En este escenario de alta demanda, la hostelería busca soluciones frente a un problema que se ha acrecentado en los últimos años: las reservas fantasma, esas que nunca llegan a materializarse y dejan un reguero de pérdidas y frustración.

No todos los restaurantes están igual de armados para defenderse. En la ciudad conviven realidades: los locales que gestionan sus reservas a través de plataformas online y los que mantienen su apuesta por el teléfono y la atención presencial, y que están aún más expuestos si cabe a los plantones.

"Las reservas fantasmas son algo generalizado y ba

See Full Page