Son de las palmeras más cultivadas en España y en el mundo, y, una vez establecidas, se manejan a la perfección en un completo abandono, pues saben sobreponerse tanto a veranos secos y rigurosos como a las bajas temperaturas
Las palmeras poseen la elegancia de lo sencillo: un tronco poderoso, o quizás más grácil, coronado por un penacho de atractivas hojas que se mueven con la brisa. Cada especie de palmera tiene su propio garbo, una personalidad que la hace reconocible entre las demás. A un ojo poco entrenado, muchas de estas plantas le parecerán iguales, pero con tan solo algo de atención que se les preste surgirán las diferencias, apreciables, por ejemplo, en su tronco —llamado correctamente estípite—, cada uno con su forma y color diferente al resto.
Las washingtonias son de las pal

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