“Necesito que me ayuden a verla caminar por primera vez ”, pide desesperada Lucía Espíndola. Su hija Luana, de 15 años, nació con parálisis cerebral por una mala praxis médica. En diciembre fue operada de ambas piernas y hoy tiene la oportunidad de su vida: dar sus primeros pasos.

Su sueño depende de un andador especializado, pero una insólita demora retrasa una y otra vez ese deseo. Mientras tanto, la nena sigue sin poder caminar. “No cuento con recursos, no tengo ayuda de nadie y el andador que necesita vale casi siete millones de pesos ”, confiesa.

El nombre Luana es sinónimo de resiliencia. Su lucha comenzó a los 17 días de vida cuando su mamá notó que algo no estaba bien, era demasiado tranquila y no reaccionaba como los demás bebés. Cada vez que le daba la teta, se ponía mo

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