“Soy un hombre grande ya, pero quería hablar de lo que a veces deja el amor. De lo que puede emerger, sin buscarlo, de una noche, de unas pocas horas. Cuidando mucho los detalles, les contaré mi historia”, desgrana Daniel (68) habitante de una provincia del sur argentino que limita con La Pampa.
Hoy Daniel está casado con Vilma y ya tiene cinco nietos. Desde su ventana mira las montañas que crecen en el horizonte y se siente en paz con la vida. Asegura que por eso quiere compartir esa sorpresa que le dejó un amor que duró menos que la vida de una mariposa efímera.
Juventud, divino tesoro
Ya lo dijo Rubén Darío, la juventud puede ser un divino tesoro, es esa época dónde todo vibra en una cadencia distinta. A Daniel lo encontró viajando de provincia en provincia por su trabajo con produ

Infobae

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