El Autódromo de los Hermanos Rodríguez ya estaba convertido en una sola masa de gente cuando sonó el primer golpe de . Así, sin rodeos, Don Omar abrió su show final del año con uno de los himnos que definieron al reggaetón mundial. Bastó esa entrada para que el frío desapareciera: La Ciudad de México (CDMX) se activó.
“¡Ciudad de México, una bulla!”, gritó el cantante, encendiendo de inmediato al público . Era una noche especial:
“Este es mi último show del año y quiero agradecerles lo que México ha hecho por mí”, dijo, y eso bastó para que la gente respondiera con un coro que retumbó: .
“Mis hermanos mexicanos”, continuó, preparando el terreno para . Luego pidió: “México, ¡la canta conmigo!”, antes de , que se escuchó como si el recinto entero fuera un gigantesco

El Universal

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