Texas y varios estados han presentado nuevos mapas electorales, a pesar de que los actuales deberían permanecer vigentes hasta el próximo censo. Esta decisión se ha tomado bajo la influencia del expresidente Donald Trump, lo que ha generado una fuerte reacción en estados demócratas como California. Los nuevos mapas han sido criticados por ser una manipulación claramente partidista. La estrategia permite que los candidatos elijan a sus votantes, en lugar de que sean los votantes quienes elijan a sus representantes. Esta situación ha desatado un debate sobre la integridad del proceso electoral y la equidad en la representación política. Los opositores argumentan que estas modificaciones perjudican la democracia y favorecen a los partidos en el poder. La controversia se intensifica a medida que se acercan las elecciones, y los estados demócratas están considerando acciones legales para impugnar estos cambios. La situación continúa evolucionando, y se espera que tenga un impacto significativo en el panorama electoral de los próximos años.