Hay costumbres que parecen inamovibles, sobre todo en la mesa. Y pocas sorprenden tanto a los viajeros occidentales como llegar a China, Japón, Corea o Vietnam y descubrir que  el cuchillo y el tenedor simplemente… no existen  en la mesa tradicional. Esto no es mera casualidad culinaria, sino una filosofía de vida y una manera concreta de entender la comida.

Cuando los palillos eran herramientas de cocina

Los primeros palillos ni siquiera estaban pensados para comer. En la China de la dinastía Shang, hacia el  1200 a. C. , se usaban largos palos de bronce para mover ingredientes dentro de ollas hirviendo de agua o aceite. No eran un utensilio de mesa, sino un instrumento práctico para cocinar sin quemarse.

El cambio llegó muchos siglos más tarde, hacia el  400 d. C. , cuando los cocineros empezaron a  cortar la carne y las verduras en pedazos pequeños antes de cocinar . Era una forma de ahorrar combustible y acelerar la cocción. De repente, los palillos —ahora más cortos— se convirtieron en el utensilio perfecto para transportar esos bocados a la boca.

La influencia de Confucio: comer sin recordar la violencia

La figura que realmente marcó el rumbo fue  Confucio . Su pensamiento impregnó todas las capas de la cultura china, incluida la mesa. Para él, la comida debía generar armonía, nunca violencia. Y tener un cuchillo afilado delante del plato recordaba exactamente eso: el acto de matar al animal.

Por eso defendía una idea sencilla:

“En la mesa, nada que recuerde a un arma.”

Los palillos, con sus extremos romos y su gesto suave, eran el opuesto de un cuchillo. Permitían comer sin despertar imágenes sangrientas ni agresivas. Hoy puede sonar exagerado, pero en la época confuciana tuvo un impacto enorme.

La mesa asiática se organiza para comer con palillos

A partir de ahí, la costumbre despegó. China, Japón, Corea, Vietnam, Camboya, Laos, Tailandia, Taiwán o Singapur adoptaron los palillos y adaptaron  toda su gastronomía  a ellos:

  • Los platos se cortan antes de cocinar, no durante la comida.
  • Las comidas formales se sirven  al centro , estilo familiar.
  • Todo está pensado para ser compartido.
  • No hay una pieza grande que cortar, sino muchos bocados pequeños.

Y aquí viene un detalle crucial:

si pinchas un trozo diminuto con un tenedor, se rompe; si intentas recogerlo con una cuchara, resbala.

Pero con palillos, va directo a la boca sin esfuerzo.

Los palillos no solo son símbolo de tradición: son, simplemente, prácticos.

¿Y por qué no adoptan cuchillo y tenedor?

Por dos razones clarísimas:

  1. Porque su gastronomía no lo necesita.
  2. Los platos ya llegan cortados y listos para comer. El gesto de cortar en la mesa —tan típico de Occidente— no forma parte de su cultura culinaria.
  3. Porque es identidad.
  4. Igual que en Italia nadie renunciaría al gesto de enrollar espaguetis o en España al ritual de mojar pan, en Asia oriental los palillos son parte del ADN cultural. Son historia, tradición y estética.

Eso sí: cuando toca comer comida occidental, usan cuchillo y tenedor sin problema. La costumbre no impide la adaptación.

Comer con palillos no es solo una técnica, es una filosofía: comer despacio, bocado a bocado, sin agresividad y sin ruido. Una manera de relacionarse con la comida que se aleja del corte y de la fuerza, y apuesta por la delicadeza.

Una herencia que ha viajado durante siglos y que hoy sigue intacta en millones de mesas. Porque en Asia, más que un utensilio, los palillos son una forma de entender el mundo.