El municipio de Necoclí, en Colombia, ha experimentado un cambio drástico en su dinámica migratoria. En 2023, este pequeño pueblo de 45.000 habitantes fue un punto de paso para más de 500.000 migrantes que buscaban llegar a Estados Unidos. Sin embargo, en el primer semestre de 2025, solo 83.400 personas pasaron por allí, marcando un descenso notable en el flujo migratorio. La situación ha dado un giro inesperado hacia lo que se ha denominado "migración invertida". Ahora, los migrantes que llegan a Necoclí no lo hacen con la intención de avanzar hacia el norte, sino para regresar a sus países de origen. Este fenómeno se ha visto influenciado por la política migratoria de Donald Trump, que ha endurecido las restricciones para ingresar a Estados Unidos. En el pasado, Necoclí era un lugar abarrotado de migrantes de diversas nacionalidades, incluyendo asiáticos, africanos y latinoamericanos, que se preparaban para cruzar el peligroso Darién. "Las playas estaban repletas de gente. Los migrantes dormían en la arena o se metían a descansar a algunos negocios", comentó una fuente anónima que trabaja en la atención a migrantes. Sin embargo, desde enero de 2025, la llegada de migrantes ha cambiado. Erik Fabián Jerena Montiel, director del Observatorio de Migración Colombia, informó que 12.347 migrantes fueron detectados en un flujo migratorio irregular inverso, regresando a sus hogares, principalmente a Venezuela y Ecuador. Dally Hernández, una venezolana que llegó a Necoclí hace siete años, ha visto de cerca este cambio. Ella decidió no cruzar el Darién por los riesgos que implicaba y se ha convertido en una líder comunitaria que ayuda a los migrantes que regresan. "Recientemente, atendí a una mujer con tres niños; les ayudamos a conseguir comida, hospedaje y apoyo para regresar a Venezuela", relató. A pesar de la ayuda, el retorno no es sencillo. Un informe del Observatorio de Migraciones advierte que los migrantes que regresan enfrentan rutas controladas por grupos armados ilegales, lo que pone en riesgo sus derechos. La transformación de Necoclí refleja un cambio en la realidad migratoria de la región, donde las esperanzas de un futuro mejor se han desvanecido para muchos, dejando a los migrantes en una situación de vulnerabilidad y desamparo.