Hay momentos en los que la vida se detiene sin pedir permiso. Un cambio, una pérdida, un traslado obligado, un divorcio, una decisión difícil o incluso un acto de valentía silenciosa nos coloca frente a un punto seguido que a veces parece punto final. Y justo ahí, donde muchos imaginan un cierre, otras personas descubren un comienzo.

Hoy quiero abrir este espacio con una pregunta: ¿Cuántas veces has tenido que empezar de nuevo? Si trato de ser recíproca, podría decir que yo llevo tres comienzos —y estoy viviendo el tercero—, pero esta vez no voy a hablar de mí. Hoy quiero hablar de todas esas personas que, sin pedirlo, se vieron obligadas a replantear su vida. De quienes tuvieron que despedirse de un matrimonio que ya no sostenía nada… O, aún más doloroso, de quienes vieron partir al amor

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