Ciudad de México.- "Mensajeros sois, amigo. / Non merecéis culpa, non". Los versos del antiguo romance castellano reflejan la apurada situación en que hoy me veo. A fin de dar claridad a mi mensaje debo emplear dos duras expresiones. Ambas provienen del pueblo, del auténtico, no del "bueno y sabio" inventado por la demagogia de López Obrador. Ese pueblo, el verdadero, no se anda con perífrasis o circunloquios: llama a las cosas por su nombre. Atribúyasele a él las dos badomías -badomía es disparate, despropósito- que seguidamente pondré aquí. Va la primera. En la Ciudad de México un individuo de la más baja estofa vio a una joven que mostraba en los brazos profusión de vello. Sin consideración alguna a la decencia o la moralidad le dijo: "¡Ay, mamacita! Si así tienes la Villa ¡cómo tendrás

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