Lo que está ocurriendo con las ambulancias en varios municipios del Valle es, sencillamente, una vergüenza institucional. Resulta inadmisible que vehículos destinados a salvar vidas estén circulando “a medio armar”, convertidos en simples chasis con sirena, sin la dotación mínima para responder a una emergencia real…¡Las quejas pululan por mayor!

¿Cómo es posible que una ambulancia funcione sin desfibrilador, sin equipo de reanimación, sin elementos básicos y, para rematar, con personal bisoño que apenas conoce los protocolos de atención?…¡Dios nos salve de un accidente!

El colmo del absurdo es que, cuando ocurre un accidente, no aparece una ambulancia eficiente: llegan dos o tres, pero no para brindar primeros auxilios, sino para disputar el traslado del lesionado, como si se tratara

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