La reciente reaparición de Conor McGregor en la esfera pública estuvo marcada por un relato que él mismo calificó como “la experiencia más iluminadora” de su vida: un tratamiento psicodélico en Tijuana, México , que, según sus palabras, le permitió “ver su propia muerte” y “encontrarse con Jesús”, transformando radicalmente su salud mental y espiritual. El excampeón de la UFC, de 37 años, compartió en redes sociales que este proceso, basado en la administración de ibogaína , no solo le salvó la vida, sino que también, en su opinión, rescató a su familia de una posible tragedia.
El luchador irlandés relató que, tras un mes de silencio en redes, decidió someterse a una serie de tratamientos para abordar traumas personales, bajo la supervisión de médicos de la Universidad de Stanford

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