Tras la batalla del fiscal general del Estado, la de su sucesora. Ni cien días le han dado. Fue presidenta de la Unión Progresista de Fiscales, a la que también pertenecieron sus tres predecesores. Está profesional e ideológicamente en la órbita de Dolores Delgado y García Ortiz. Cierto. Pero también es una fiscal de prestigio con 35 años de ejercicio que ha sido fiscal delegada en Madrid, fiscal ante el Tribunal Constitucional, fiscal de sala contra la Violencia sobre la Mujer, jefa de la Sección Penal del Tribunal Supremo y fiscal de sala delegada para la Protección de las Víctimas. Désele tiempo para que demuestre si su ideología sesga sus decisiones y la convierten en un brazo togado del Gobierno o no. No es cosa de esperar un milagro como el de santo Tomás Becket, nombrado arzobispo d

See Full Page