Primero fue la incertidumbre que trajo la pandemia de covid; el año siguiente, los estragos que causaron en la economía los confinamientos y la rotura de muchas cadenas de suministro. En 2022 y 2023, fue la crisis inflacionista la que tuvo a todos en vilo. En 2024, que la Dana que azotó Valencia en concreto y el arco mediterráneo en general pudiese hacer mella en las ganas de comprar y celebrar la Navidad. Y, este año, al fin, nada. Y si ninguna de las anteriores cosas ha logrado aguar significativamente el Black Friday, todo hace esperar al sector del gran consumo (grandes almacenes, cadenas, centros comerciales…) otra campaña “fantástica”, “mejor a la del año pasado” y, en general, de “muy buenas” esperanzas .
Se agarran al súbito cambio de tiempo, que favorecerá que la gente salga a

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