“Estábamos sentados en la mitad del avión, junto a la salida de emergencia. Nos aproximábamos al aeropuerto y yo tuve la impresión de que el avión perdía altura rápidamente. Luego todo el mundo se ajustó el cinturón de seguridad, las azafatas se sentaron y oímos un ruido. No parecía normal, las azafatas parecían preocupadas. Hubo una reacción instintiva de alarma y mi familia y yo nos acurrucamos contra la puerta. El avión aterrizaba, pero no en una pista sino en algo parecido a un pedregal ”, contaba el policía francés Patrick Negers, sentado en un banco del hall del Hospital de Paz, en Madrid. Se sentía protagonista de un milagro: él, su esposa Elizabeth, y sus hijos Kathy y Ludovico, de 3 y 2 años, eran cuatro de los solo once sobrevivientes del Vuelo 11 de Avianca que apenas unas hor

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