Colombia antes de que llegara la cocaína, era un país orgullosamente cafetero. Sin embargo. es un país que no consume el café que cultiva, lo importa. Es una verdad de puño desde hace años. Tanto que hasta el poco lúcido gerente de la Federación lo dice en un reportaje en Semana . Salvo contadas excepciones de tercos cultivadores de granos de café llamados especiales, ni a la poderosa entidad ni a ningún gobierno les ha interesado crear conciencia de consumo y menos usando los niveles de calidad .
La meta solo es vender caro en NY todo lo que se produce y traer pasilla del Perú o el Ecuador para rellenar los dos millones de sacos que consumimos dentro del país. Por eso cuando uno desmiembra las declaraciones del gerente Bahamón y encuentra que pretende seguir el ejemplo del Brasil de

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