La quinta y última temporada de "Stranger Things" aterriza después de una espera prolongada, y su regreso plantea inmediatamente la cuestión central que marca esta entrega: la edad de sus protagonistas. La serie, que se construyó sobre la nostalgia de las películas de los años 80 donde los niños valientes enfrentaban amenazas apocalípticas en sus bicicletas BMX, ahora presenta a un elenco visiblemente adulto. Esta transición forzada por el tiempo socava la esencia misma de la premisa, pues la gracia residía en ver a niños resolver misterios que superaban la capacidad de los adultos y las fuerzas militares. Ya no resultan del todo convincentes cuando, por su apariencia, podrían tener sus propios apartamentos y manejar inversiones bursátiles.

El equipo creativo ha optado por una estrategia

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