La multinacional Whirlpool ha decidido cerrar su planta de lavarropas en el Parque Industrial de Fátima, en Pilar, lo que ha sorprendido a muchos, aunque la situación de la empresa ya era preocupante. Desde su inauguración en octubre de 2022, la planta no logró cumplir con el objetivo de producción de 300.000 unidades anuales, ni de exportar el 70% de su producción. La decisión de cerrar la planta, que afectará a 220 trabajadores, fue tomada por la filial brasileña de la compañía. Según fuentes de Whirlpool, los altos costos de producción en Argentina y la apertura de la economía, que ha incrementado la competencia de productos importados, fueron factores determinantes. En octubre, los precios de los lavarropas cayeron un 20% en comparación con el mismo mes del año anterior, según NielsenIQ. "Se trataba de un modelo de negocio operativo y competitivo pensado para ser eficiente, pero no se logró en un contexto de desaceleración del consumo y aumento de importaciones", explicaron desde la empresa. Whirlpool está en negociaciones con el sindicato Unión Obrera Metalúrgica para acordar un paquete de indemnización para los trabajadores despedidos. La medida afecta no solo al personal de producción, sino también a otros sectores relacionados con la planta, como ingeniería y calidad. Este cierre no es un caso aislado. En 2003, Whirlpool ya había cerrado su planta de heladeras en San Luis y se había volcado a la importación. La situación actual refleja un problema más amplio en el sector, donde muchas empresas enfrentan dificultades similares. Alejandro Iglesias, gerente de Relaciones Institucionales de MABE, comentó que la competitividad para exportar ha disminuido drásticamente. "Con los precios actuales, no les conviene producir en Argentina", afirmó. Sergio Doldán, vicepresidente de la Cámara de la Refrigeración y el Aire Acondicionado, también destacó que su empresa tuvo que despedir a 14 personas debido a la baja demanda y a la sobreoferta de productos importados. La situación en el sector es crítica, con empresas como Electrolux y MABE también enfrentando despidos y cierres de plantas. La carga impositiva y la inflación en dólares han hecho que producir en Argentina sea un desafío cada vez mayor. La decisión de Whirlpool marca un nuevo capítulo en la historia de la industria de electrodomésticos en el país, donde la competencia internacional y los costos locales han llevado a muchas empresas a replantear su modelo de negocio.