Todo fue muy extraño y nunca se dio una explicación lógica, que cerrara. La mañana del 28 de noviembre de 1994 hubo un inesperado e inexplicable cambio de rutina en el Instituto Correccional de Columbia, en la ciudad de Portage. El primer hecho inhabitual fue que sacaran de su celda a Jeffrey Dahmer y lo llevaran a limpiar el gimnasio junto con otros dos presos, Christopher Scarver, un esquizofrénico, y Jesse Anderson, culpable de asesinar a su esposa. El segundo, que lo dejaran solo con ellos, porque los guardias que debían vigilarlos se esfumaron . Era una ley no escrita que nunca había que dejar al “Carnicero de Milwaukee” solo con otros presos. Desde que había llegado a la cárcel, dos años antes, había pasado los primeros meses en un estricto aislamiento, hasta que protestó porqu

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