El Tren Maya se ha convertido en uno de los detonantes más poderosos de plusvalía en el sureste mexicano, especialmente para tierras ejidales y privadas cercanas a sus estaciones y tramos estratégicos.

Su construcción abrió una oportunidad inédita: conectar destinos turísticos consolidados con comunidades emergentes, generando un nuevo mapa de inversión inmobiliaria que hoy atrae desarrolladores, fondos y compradores nacionales y extranjeros.

En el caso de las tierras ejidales, el proyecto impulsó procesos de regularización y parcelamiento que, bien gestionados, permiten a los ejidatarios transformar un patrimonio agrícola en activos inmobiliarios con mayor valor comercial. Los ejidos que optaron por ordenar su tenencia ahora negocian desde una posición más sólida, ya sea vendiendo, asoc

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