El derecho internacional considera como crimen internacional el daño ambiental usado como objetivo de guerra, describiéndolo como la “destrucción deliberada del medio ambiente que constituye un daño grave y duradero, y que afecta las condiciones esenciales para la supervivencia humana”. Desde la antigüedad se utilizó el daño al medioambiente como arma, como en el caso de la quema de Moscú, para que cuando el ejército de Napoleón alcanzase la ciudad, no encontrara con que alimentarse.
En el entorno militar, esta táctica se denomina Tierra Quemada o tierra arrasada, que significa la destrucción de cualquier elemento útil, incluyendo tierras cultivables con sus cosechas, ganado, fuentes de agua e infraestructura agrícola. Las imágenes difundidas de la Franja de Gaza y los informes de organ

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