8La lluvia empezó temprano, antes de que los equipos siquiera lleguen al estadio, pero la hinchada de Deportivo Madryn ya venía preparada, desde las 14 se abrieron las puertas del estadio. Algunos con pilotines, otros con bolsas de consorcio agujereadas a modo de campera, y varios—los más fanáticos—directamente con la remera aurinegra empapada, como si esa fuera su armadura para la final.

El partido todavía no había empezado, pero el estadio ya tenía su propio ambiente: olor a tierra mojada, bombos amortiguados por la humedad, papelitos que se pegaban en el piso, y un murmullo colectivo que crecía con cada minuto.

En las tribunas estuvieron exjugadores del club, como así también jugadodes de toda la zona y dirigentes de distintas instituciones, el fútbol del valle se plegó a esta fiesta

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