En tiempos donde el thriller suele apoyarse en fórmulas reconocibles —giros abruptos, flashbacks, pistas falsas— el escritor, investigador y ensayista Óscar Xavier Altamirano apuesta por una ruta distinta. Su nueva novela, Muerte sin testigo , parte de un punto de intriga criminal clásico, pero pronto se desvía hacia un territorio mucho más profundo: la psicología de la culpa, la fragilidad humana y la maleabilidad de la memoria .

“ El día que escribiera un thriller tenía claro que debía desafiar al género ”, confiesa Altamirano durante una conversación telefónica. Y lo cumplió. Aunque la obra abre con un crimen y un protagonista envuelto en sospechas, la novela se despliega hacia una exploración íntima, donde las tensiones narrativas funcionan en dos niveles: el misterio exterior

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