En una mañana nublada de 1912, a las afueras de Lewes, en East Sussex , el abogado y entusiasta arqueológico, Charles Dawson , desenterró unos restos óseos que creyó cambiarían para siempre la historia de la humanidad. En el suelo pedregoso de Piltdown Common , un cráneo fragmentado y una mandíbula sin precedentes despertaron la esperanza de haber encontrado el eslabón perdido entre simios y humanos.

El hallazgo, anunciado poco después ante la comunidad científica, despertó gran expectación y prometió respuestas a una de las grandes incógnitas de la evolución.

Durante más de 40 años, museos, universidades y especialistas aceptaron la autenticidad de los fragmentos, que incluían partes de un cráneo, una mandíbula y varios dientes. El descubrimiento colocó a Inglaterra

See Full Page