En los años ochenta, una pareja de modelos de Armani que eran tal vez los seres más bellos de la Creación alquilaron un chalet en Mallorca con unos amigos y se convirtieron en los dioses del verano. Se llamaban Antonia dell’Atte y Alessandro Lecquio . Hombres y mujeres de la jet local , reyes y príncipes, se enamoraban indistinta y sucesivamente de una y otro. Los conocí a ambos, cuando ya se odiaban.

Diez años después, corría 1994, llamo al hotel Arabella de Son Vida . Me pasan a la habitación:

-Hola, Alessandro , te llamaba para hacerte una entrevista.

-Pasa dentro de una hora.

Llegamos puntuales con la fotógrafa, pasan los minutos y Lecquio no comparece. Le llamo desde recepción:

-Alessandro, te estamos esperando.

Me responde sollozando:

- No puedo bajar , no me e

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