En el último lustro, los estados, y no solo los europeos, han decidido aumentar sus presupuestos de defensa y gastar más en modernizar y ampliar sus arsenales. La consecuencia inmediata es que han aumentado los beneficios de los fabricantes de armas. Los principales productores registraron el año pasado un crecimiento de su facturación de casi el 6%, según constata el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI).
Los ingresos por ventas de armas y servicios militares de las cien mayores empresas productoras de armas aumentaron un 5,9% en 2024. Todas ellas alcanzaron la cifra récord de 679.000 millones de dólares. Según el SIPRI, el crecimiento de la demanda vino por las guerras en Ucrania y Gaza, las tensiones geopolíticas globales y regionales.
"El año pasad

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