Por Thais Guterres (*), especial para «Río Negro»

Villa Traful acaba de cumplir 89 años, y no puedo evitar emocionarme al pensar en este aniversario. Yo, una brasileña que llegó a la Patagonia hace algunos años, encontré en este rincón de Neuquén algo más que un lugar de trabajo: encontré un hogar emocional. Villa Traful me recibió con su calma, con su aire puro, con la quietud que envuelve el alma, y hoy siento que mi corazón late al ritmo de sus montañas y su lago.

La historia de este lugar nos recuerda la visión de su fundador, Eduardo O’Connor, quien impulsó la creación de la Villa el 30 de noviembre de 1936. Él vio en estas tierras no solo su belleza natural, sino un potencial humano y comunitario que se sigue expresando hasta hoy. Desde aquellos primeros años, donde casi todo estab

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