Cuando Philipp von Arnim se sienta en su barco completamente eléctrico en la tranquila marina del Molinar, en Palma, a menudo es saludado por los transeúntes. Así ocurre también este día. Von Arnim lleva gafas de sol, camisa y chaleco. Una pareja de edad avanzada interrumpe su paseo por el puerto. Se detienen brevemente para observar con interés el barco. “¡Hola, buenos días!”, les dice von Arnim de buen humor. “100% Electric” está impreso en grandes letras negras a ambos lados del casco blanco. No se ve algo así muy a menudo. Llama la atención. La pareja le devuelve el saludo.

La idea de negocio surgió de conversaciones con transeúntes

Aquella mañana la interacción no pasa de unos segundos, pero también surgen conversaciones más largas. Y de ellas desarrolló von Arnim la idea

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