Como si fuera un laberinto caprichoso, el fútbol suele poner a prueba la paciencia de los jugadores. De la cima al infierno hay un paso. Solo un buen equilibrio y una pétrea templanza aseguran una carrera con más alegrías que tristezas.

A los 36 años, Jonatan Goya puede corroborarlo. Lo que le pasó en este año en Almirante Brown fue un verdadero doctorado en perseverancia . Llegó lesionado a principios de 2025, lo operaron de la rodilla, se recuperó y, cuando estaba con el alta médica firmada, Walter Erviti lo separó del plantel.

“Ahora, me siento bien. Ya me recuperé de la lesión. Fue un año difícil para todos y, también, en lo personal. Por suerte, la operación salió bien, hice una buena recuperación y ya estoy para incorporarme para el año que viene ”, contó el volante, con

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