La Ciudad de México vivió una de esas noches que quedan tatuadas en la memoria colectiva. Eran las 9:00 de la noche del 30 de noviembre cuando las luces del Estadio Alfredo Harp Helú se apagaron lentamente para dar paso a un estallido de aplausos, gritos y emoción. Miles de asistentes —de generaciones distintas, desde fans que lo siguen desde los 80 hasta jóvenes que lo descubrieron en plataformas digitales— se dieron cita para celebrar los 70 años de Billy Idol , una de las voces más icónicas del punk-rock.

A pesar de que el cantante británico llegó lesionado y no podía caminar, Idol demostró una vez más por qué es considerado un sobreviviente del rock. Desde una silla, pero con la misma actitud desafiante que lo ha caracterizado toda su vida, entregó un espectáculo lleno de fuerza,

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