Hace dos años, el periodista Nando Cruz puso negro sobre blanco las consecuencias negativas de los grandes festivales para el tejido musical español, afectado por la desertización de las pequeñas salas, las dificultades económicas para los artistas noveles y la pérdida del foco musical en unos eventos convertidos en experiencias. Una mirada preocupante plasmada en Macrofestivales, el agujero negro de la música que ahora complementa con la cara opuesta de estos eventos en Microfestivales y otros escenarios posibles (Sílex), donde desgrana el variado abanico de alternativas festivaleras que conviven por todo el país, una prueba de que las cosas pueden hacerse de otra manera con la mirada puesta en la colaboración y la imbricación en el territorio.

En los festivales visitados por Cruz se

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