Un desierto, una gigantesca planta solar y un desafío: ¿es posible generar energía y, al mismo tiempo, transformar la arena pobre en suelo vivo? Esta fue la pregunta que se planteó un grupo de científicos al instalar paneles fotovoltaicos en medio de una región árida de China, donde el viento transporta la arena de un lado a otro y casi nada puede crecer sin ayuda.
En lugar de tratar el desierto simplemente como un "espacio vacío" para colocar paneles, los investigadores decidieron probar algo más audaz: combinar la energía solar con la agricultura y la restauración ambiental.
El resultado, después de unos años, fue un suelo más húmedo, con más materia orgánica, más raíces y una explosión de microorganismos, precisamente los pequeños aliados que contribuyen a la fertilidad. Y esta hist

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