La voz peculiar y resonante de Albita Rodríguez es, para muchos de nosotros, un territorio emocional. En ella se escucha la memoria de un país, la persistencia de una cultura que ha debido reinventarse lejos de sus raíces, pero que se niega a desaparecer. Albita es una de las artistas que mejor han logrado sostener esa llama: una figura en la que convergen la tradición campesina cubana, la creatividad urbana y la fuerza inquebrantable de quien canta para no olvidar. Su música es, en esencia, un puente vivo entre la Cuba del ayer y la diáspora del presente.

Albita no solo es heredera del linaje musical de Mima y Pipo , sus célebres padres y guardianes de la auténtica música guajira cubana. Ella es la continuidad y, al mismo tiempo, la renovación de ese legado. Desde muy pequeña absorbi

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