Con 50 años de toros a sus espaldas, y a la vez muy actual, lo entendería un nuevo aficionado e incluso el que no lo fuese, porque naturaliza lo que otros no sabemos hacer, sin forzar nada, haciéndolo lógico con ese punto transcendental, porque la Tauromaquia es transcendente.
Hablar con el maestro Luis Francisco Esplá es una clase, sin atreverse a rechistarle, porque su conversación se convierte en una clase magistral. Hemos tenido la suerte de poder compartir tertulia y mantel y que nos explicara su vida y sus obras. Como dijo una vez el malogrado Víctor Barrio, «la Tauromaquia, más que defenderla, hay que enseñarla».
Y el maestro Esplá, ya fuera de los ruedos, sigue siendo necesario, porque con su palabra y sus pinceles, es mucho más fácil entender este mundo y esta vida. No tiene dud

La Tribuna de Albacete

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