El presidente francés, Emmanuel Macron , aterrizó en Pekín con un mensaje preparado para dejar huella. Francia espera que China actúe, y que lo haga ya, tanto en el como en la arena económica global, donde la balanza se inclina de manera creciente hacia Pekín. La visita, envuelta en la solemnidad habitual del Gran Palacio del Pueblo pero marcada por un clima internacional cada vez más áspero, se convirtió desde el primer minuto en un pulso diplomático en el que la parte francesa buscó combinar firmeza, realismo y una dosis calculada de presión.

Desde el inicio de la reunión, el mandatario francés instó a Xi Jinping a implicarse en pasos “concretos” que permitan avanzar hacia un alto el fuego en Ucrania. Asimismo, reclamó “al menos una moratoria” sobre los ataques rusos a infraestruc

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