Es pleno verano en Kansas City. Los chicos están de vacaciones escolares en pleno agosto . El parque acuático Schlitterbahn Waterpark Kansas City vibra con los chillidos de la multitud y el rumor omnipresente del agua corriendo por sus atracciones. Se huele el cloro antes de entrar y a cada paso el concreto quema bajo los pies descalzos. Es domingo, siete de agosto de 2016. Para la familia Schwab , hay promesas de risas, deslizamientos y esa libertad de los veranos. “Nunca pensamos que ese día no tendría regreso. Lo que debía ser una jornada de felicidad, terminó en algo que ninguna familia debería experimentar jamás” , recuerda más tarde, con la voz quebrada, Scott Schwab , el padre de Caleb.

En apenas horas, el parque se vuelve otro. Un niño de diez años, hijo del legislado

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