Sentada a pocos metros del monarca británico, Claudia Schiffer —la supermodelo alemana que definió el glamour europeo de los años noventa— se convirtió en una de las presencias más comentadas del banquete de Estado ofrecido por el rey al presidente alemán Frank-Walter Steinmeier . La velada, celebrada en los salones de Windsor Castle , combinó tradición real, poder diplomático y el magnetismo inalterable de una figura icónica de la moda.

Aunque no integra el cuerpo diplomático alemán , Schiffer fue ubicada entre los invitados centrales, un gesto que no pasó inadvertido para la prensa europea. Su presencia, leída como un sutil símbolo de “soft power cultural”, reforzó la dimensión emocional y estética de la visita de Estado, que buscó profundizar los vínculos entre Londres y Be

See Full Page