caída que evidencia el poder adquisitivo, combinado con la incertidumbre respecto de qué ocurrirá con los empleos y los salarios en los próximos meses, siguen haciendo mella en algunos de los nichos más visibles de la economía nacional. Lo difícil del contexto viene impactando de lleno en el negocio de algunas de las principales cadenas de supermercados, retailers y mayoristas con presencia en la Argentina. La merma en las ventas, que sólo en el nicho de los autoservicios acumula seis meses consecutivos a la baja, y la aceleración de los costos operativos —con los alquileres en posición preponderante— disparó un abanico de tendencias que suman casos semanas tras semanas: el cierre sostenido de sucursales, la conflictividad laboral y la reducción de la presencia comercial con el fin de conc

See Full Page