Este viernes, el Gobierno argentino lanzó la "Política de Inteligencia Nacional 2025", un documento clave que redefine el funcionamiento de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Este anuncio se produce tras la reestructuración del área de inteligencia, que incluyó el desplazamiento de Sergio Neiffert y la designación de Cristian Auguadra como nuevo titular.

El Decreto 864/2025, que ratifica esta política, surge de una revisión exhaustiva del sistema de inteligencia que, según el Gobierno, ha sufrido "más de tres décadas de deterioro". La nueva política busca reorganizar la estructura y mejorar la capacidad de anticipación ante riesgos emergentes. Se pretende que la SIDE opere de manera integrada, proporcionando información estratégica en tiempo real y actuando coordinadamente en situaciones que amenacen los intereses nacionales.

El documento describe un entorno estratégico complejo para Argentina, caracterizado por la competencia entre grandes potencias y la creciente influencia de actores externos. En este contexto, América Latina enfrenta desafíos como la violencia del crimen organizado y la expansión de economías ilícitas. La política establece que el sistema de inteligencia debe ser capaz de interpretar amenazas híbridas y actuar ante interferencias encubiertas.

Entre los intereses estratégicos definidos, se destaca la protección de la soberanía y autonomía nacional, que incluye la defensa territorial y la capacidad de tomar decisiones sin presiones externas. Además, se enfatiza la importancia de resguardar la integridad territorial y la legitimidad del Estado, así como la protección de la vida y derechos de los ciudadanos.

La política también aborda la defensa del sistema democrático y la preservación de recursos estratégicos, como minerales críticos y fuentes de energía. En este sentido, se menciona la necesidad de monitorear la presencia externa en regiones sensibles, como el Atlántico Sur y la Antártida, donde convergen intereses geopolíticos y económicos.

El Gobierno ha establecido diez lineamientos estratégicos que guiarán la acción de la SIDE. Estos incluyen la identificación de riesgos en la disputa global de poder, la superioridad informativa frente a operaciones de desinformación, y la protección contra el terrorismo y el crimen organizado. También se subraya la importancia de la ciberseguridad y el uso de tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial y la biotecnología.

Finalmente, el decreto instruye a la SIDE a desarrollar una Estrategia de Inteligencia Nacional que detalle los cursos de acción necesarios para implementar estos objetivos y fortalecer el capital humano y tecnológico del sistema. Con esta nueva política, el Gobierno busca modernizar la inteligencia nacional y adaptarla a los desafíos del siglo XXI.