El impacto del despido en el sector tecnológico de Estados Unidos dejó al descubierto el costo humano detrás de las reestructuraciones empresariales. En Meta , la salida de trabajadores señalados como “de bajo rendimiento” generó incertidumbre entre quienes dependían de esa estabilidad.

Para Brittney Ball , ex ingeniera de documentación de 36 años en Washington DC, su llegada a Meta en 2020 había significado un cambio vital como madre soltera. La posibilidad de progresar, sostener a su familia y proyectar una carrera sólida se derrumbó cuando la compañía decidió prescindir de ella.

Nueve meses después, Ball sigue intentando reinsertarse en el mercado laboral sin éxito. Afirma que la etiqueta de “bajo rendimiento” condiciona su búsqueda y expone una realidad extendida en el sector

See Full Page