La anécdota es más que conocida, pero desde hoy ya se puede elevar de categoría. Cuenta la leyenda que si eras de Salamanca y aterrizabas en Barcelona, Silvestre Sánchez Sierra se iba a enterar. Y después de enterarse, te pondría un taxi y te invitaría a comer. Y era cierto: muchos de los salmantinos que alguna vez pararon en la capital catalana se enfrentaron a su extrema hospitalidad. Hoy, lo que era leyenda se convierte en mito, la historia fabulosa de una persona excepcional.

Silvestre Sánchez Sierra (Aldearrodrigo, 1937), ha fallecido este 5 de diciembre de 2025 en Barcelona. Empezó de la nada en un pequeño pueblo de Salamanca. Cuarto de seis hermanos, allí ayudaba como pastor a su padre en las tareas del campo. Cuando llegó la edad de hacer la mili, cumplió el servicio militar e i

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