Incapaz de generar fútbol, de mandar un aviso a sus compañeros de penurias en el furgón de cola, de dar un puñetazo encima de la mesa y huir de la quema, el Mallorca desplegó en el Tartiere todos sus defectos (inconsistencia atrás y sin veneno arriba) para obtener un punto que sabe a prácticamente nada y que hay que agradecérselo a Lucas Bergström. Porque la envergadura del meta finlandés se interpuso en el remate de Nacho Vidal que hubiera supuesto una debacle aún mayor.
Al Mallorca le entró la indefinición cuando peor estaba su rival. En el arranque del segundo tiempo, el equipo balear se quedó en punto muerto y no aprovechó la congoja de un rival temeroso que acumula ya más de dos meses sin alzar los brazos.
La entrada de Hassan retrató a un Mojica incalificable, que igual que da un p

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