La eliminación completa de la arena en las almejas es un paso fundamental para asegurar un buen resultado culinario. Aunque existen prácticas domésticas muy extendidas, los profesionales coinciden en que la técnica eficaz requiere reproducir con precisión el entorno natural del molusco.

Según los especialistas,  imitar la salinidad marina permite que las almejas se purguen de manera adecuada sin modificar su sabor. Esta recomendación contrasta con métodos habituales como el uso de ingredientes ácidos o remojos que no ofrecen garantías uniformes.

Entre los remedios más conocidos figura el empleo de agua con gas , que se utiliza tras un lavado inicial y un reposo de alrededor de una hora. No obstante, la expulsión de impurezas no es uniforme en todos los ejemplares. También se recurre a agua con sal durante breves minutos, eficaz solo en almejas pequeñas. Otros métodos, como añadir harina para estimular la apertura del molusco, tampoco resultan consistentes.

Los especialistas señalan que mantener el sabor natural del marisco debe ser prioritario . Por ello, desaconsejan soluciones ácidas que alteran el gusto y no eliminan por completo la arena.

El método  propuesto se basa en ajustar de forma exacta la salinidad del agua. El procedimiento comienza mezclando 35 gramos de sal por litro de agua fría. Las almejas se sumergen durante 30 minutos, descartando aquellas que floten, presenten roturas o permanezcan abiertas. Posteriormente, se renueva la solución con la misma proporción de sal y se prolonga la purga durante dos horas adicionales. Esta combinación garantiza que la limpieza se complete sin comprometer la esencia del producto.

Este sistema reproduce de manera precisa las condiciones del marisco en su hábitat natural, facilitando que las almejas eliminen la arena de forma autónoma y mantengan su sabor original.