Está de moda ser pesimista sobre el futuro de la democracia en general, y de nuestra democracia en particular. Y la jura de los nuevos diputados nacionales recientemente electos fue una nueva ocasión , sumada a una insólita reunión antivacunas realizada injustificadamente en el Congreso y al récord alcanzado en cuanto a falta experiencia y profesionalismo de nuestros legisladores, para que ese pesimismo se extremara.

Sin embargo, hay motivos para ser un poco más optimistas: son tantos los fanatismos y las creencias ridículas en pugna, que generan más divisiones que cohesión, y crean una oportunidad para que funcione mejor de lo esperado, el pluralismo y la cooperación .

Empecemos por reconocer que los populismos y el fanatismo son un problema serio para las democracias en t

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