El prometido supercomputador Coatlicue de México puede que nunca cumpla con sus expectativas científicas. Sin embargo, el espectáculo político que lo rodea revela cómo los grandes mitos tecnológicos siguen organizando el poder, la esperanza y el estatus regional en la era digital de América Latina , y puede ser precisamente lo que México necesita.

El espectáculo como motor de la soberanía digital de México

El anuncio matutino de Coatlicue durante la conferencia de prensa presidencial no fue solo un informe técnico; fue una puesta en escena. Allí, rodeados de cifras y siglas, los funcionarios describieron una máquina que la mayoría de los ciudadanos nunca verá. Pero muchos la imaginarán: alrededor de 15,000 GPUs , el equivalente a unos 375,000 ordenadores convencionales trabaj

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