Cuando Joaquín Sabina cerró su gira Hola y adiós en Madrid, 12,000 fanáticos vieron cómo la banda sonora de una generación se convertía en un ritual de despedida que resonó mucho más allá de España, haciendo eco en los bares, dormitorios y autobuses fronterizos de Latinoamérica, hasta altas horas de la noche.

Una última reverencia en la ciudad que lo vio crecer

“Este concierto en Madrid es el último de mi vida y por eso el más importante”, dijo Joaquín Sabina al público el pasado domingo , con la voz desgastada pero firme, en el Movistar Arena que antes fue el WiZink Center . A sus 76 años , el cantautor de Úbeda (Jaén) se plantó ante unas 12,000 personas y calificó este show como el que recordará “con más emoción” en los años venideros.

El concierto marcó el final de

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