La mañana del viernes, 9 de diciembre de 2005 , amaneció con una noticia que estremeció al Archipiélago y dio la vuelta al mundo: Diario de Avisos abría su portada anunciando la detención en Tenerife del general croata Ante Gotovina , uno de los criminales de guerra más buscados por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. Aquella captura, fruto de una operación silenciosa y meticulosa, situó a Canarias en el epicentro de la crónica negra internacional.

Gotovina, que hablaba español con soltura y llevaba meses moviéndose entre distintos hoteles del Sur de Tenerife, trataba de pasar desapercibido en una isla acostumbrada a la mezcla de acentos. Nadie sospechaba que aquel hombre de traje sobrio que cenaba en restaurantes de Costa Adeje había sido acusado de la mata

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