Las federaciones del PSOE sienten que están pagando el precio de ver cómo han entrado en prisión a sus dos últimos secretarios de Organización, Santos Cerdán y José Luis Ábalos . Un coste que se traduce en amenaza de desmovilización y un daño reputacional del que no pueden encapsularse. A ello se añaden los jirones a la bandera feminista por el caso Salazar, que ha provocado un levantamiento de algunos territorios contra Ferraz.

El temor a ahondar la erosión, a las puertas de un ciclo electoral de autonómicas, recorre a los cuadros autonómicos que esperan casi como un plebiscito sobre el coste electoral de la corrupción las elecciones extremeñas el próximo 21 de diciembre, donde algunos consideran que tocarán suelo. Con todo, la adhesión al liderazgo de Pedro Sánchez sigue siendo mayor

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